Un reconocimiento del Papa al Padre Gustavo Carrara por su compromiso con la justicia social
- Nahuel Hidalgo
- 29 dic 2024
- 2 Min. de lectura
La asunción de Monseñor Gustavo Carrara como arzobispo de La Plata marca un hito significativo para la Iglesia argentina. Su trayectoria como cura villero, una denominación que honra a los sacerdotes que dedican su vida a acompañar a las comunidades más vulnerables de las villas y asentamientos, refleja un compromiso inquebrantable con la justicia social y el evangelio del amor al prójimo. Este título, que evoca la memoria del inolvidable Padre Carlos Mugica, quien dio su vida trabajando junto a los más humildes, cobra aún más relevancia en una sociedad que demanda líderes espirituales con verdadera vocación de servicio.

La presencia de Agustina Propato, diputada nacional por Unión por la Patria, en esta ceremonia no fue un acto protocolar, sino una muestra de respaldo a los valores que representa Carrara. En sus palabras, Propato destacó la humildad y grandeza de espíritu del nuevo arzobispo, quien desde sus inicios ha trabajado en las periferias sociales, llevando no solo consuelo espiritual, sino también acciones concretas en la lucha contra la pobreza y el egoísmo que empobrece al ser humano.
La oración inaugural del ministerio de Carrara, compartida por Propato, encapsula la esencia de su misión pastoral: "Madre de los pobres, hay mucha miseria entre nosotros... Alivia la miseria de los cuerpos y arranca del corazón de tantos hombres el egoísmo que empobrece". Estas palabras no solo son un ruego, sino una invitación a la acción colectiva para aliviar las desigualdades que persisten en nuestra sociedad.

El nuevo arzobispo de La Plata, ordenado sacerdote por el entonces arzobispo Jorge Bergoglio, lleva consigo el legado de un Papa que ha hecho de la opción preferencial por los pobres el corazón de su pontificado. Su trabajo en comunidades como la villa 1-11-14 es testimonio de una iglesia que no se queda en las palabras, sino que baja al barro para encontrarse con los más necesitados, llevando esperanza y transformando vidas.
La ceremonia del 28 de diciembre no solo fue la asunción de un pastor, sino la reafirmación de una iglesia comprometida con los valores de la humildad, el servicio y la justicia. En un contexto de desafíos económicos y sociales, figuras como Gustavo Carrara son faros de esperanza, recordándonos que el camino hacia una sociedad más justa comienza con el amor al prójimo y el trabajo solidario.
Como bien expresó Agustina Propato, "a mayor cargo, mayor humildad". Esa es la verdadera grandeza del Padre Carrara, un hombre que irradia sabiduría, espíritu y compromiso con los más vulnerables, mostrando que la fe se convierte en acción cuando se pone al servicio de los demás.
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