SanCor, las similitudes con el colapso de 2001 y paralelismos con el Menemismo
- Redacción
- 3 feb
- 3 Min. de lectura
La crisis que atraviesa SanCor es una de esas noticias que, lejos de sorprender, nos confronta con una realidad que se había ido gestando durante un año del gobierno de Milei: una de las empresas más emblemáticas de Argentina, una cooperativa láctea que marcó la historia del país, se encuentra al borde del colapso. Tras acumular una deuda de 400 millones de dólares, reducir su producción y despedir a cientos de trabajadores, SanCor se ha visto obligada a presentar un concurso preventivo para evitar la quiebra. Esta situación no es inédita. De hecho, nos recuerda a los duros momentos que atravesó la cooperativa en la crisis económica de 2001, cuando el país vivió su peor colapso financiero y muchas empresas, incluidas gigantes del sector, se desplomaron bajo la presión de la deuda externa y la desindustrialización impulsada por políticas neoliberales.

El primer punto de comparación entre la crisis de 2001 y la situación actual de SanCor es el contexto económico de Argentina. En aquel entonces, el gobierno de Fernando de la Rúa, continuando las políticas implementadas durante la presidencia de Carlos Menem, aplicó una serie de medidas que favorecieron la apertura indiscriminada del mercado y la extranjerización de empresas clave. El sector lácteo no fue la excepción: mientras SanCor era una cooperativa que generaba empleo en localidades del interior, las políticas de Menem llevaron a la apertura de importaciones y al desmantelamiento de muchas industrias nacionales. En su momento, SanCor ya se vio afectada por los bajos precios internos, la falta de apoyo del Estado y la competencia desleal de productos importados.
Hoy, con la presidencia de Javier Milei, vemos cómo las políticas neoliberales vuelven a repetirse con un enfoque similar: desregulación, apertura de mercados sin protección a la producción nacional y una agresiva deuda externa. Esta vez, el sector lácteo no solo sufre por la competencia extranjera, sino por una economía inflacionaria, altos costos de producción y la falta de intervención del Estado para equilibrar la balanza. De esta forma, el paralelismo entre ambos gobiernos se vuelve evidente: tanto en los años 90 como en la actualidad, las grandes empresas argentinas que dependían del mercado interno se ven ahogadas por la falta de políticas que favorezcan la producción local y la generación de empleo.
La diferencia, claro está, es que en la actualidad no estamos hablando de un modelo económico de apertura indiscriminada, sino de un gobierno que, en nombre de la "libertad económica", aplica recetas que, en lugar de liberar, ahogan a las empresas nacionales. El caso de SanCor no es solo el de una cooperativa que pelea por su supervivencia, sino el reflejo de una Argentina que, por enésima vez, se enfrenta a un escenario económico que no favorece a sus empresas más emblemáticas ni a sus trabajadores.
Así, lo que parece un nuevo capítulo en la historia de SanCor es, en realidad, la continuación de una historia que comenzó hace más de 20 años, cuando la falta de políticas industriales, la apertura económica sin regulación y la necesidad de cumplir con intereses internacionales llevaron a muchas grandes empresas argentinas a la quiebra. Y hoy, en 2025, esa misma receta sigue produciendo los mismos efectos devastadores.
Es urgente repensar el modelo económico de Argentina. La historia ya nos dio varias señales, y SanCor no es más que un recordatorio de que la falta de apoyo a las industrias nacionales, el ajuste y la desregulación no solo destruyen empresas, sino que también arrastran a miles de trabajadores y familias. Si no aprendemos de este pasado, el futuro de la industria nacional, incluidas cooperativas históricas como SanCor, estará destinado a ser aún más incierto.
Comments