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Inglaterra extiende sus liencias para explotar yacimientos en las Islas Malvinas

  • Foto del escritor: Redacción
    Redacción
  • 2 nov 2024
  • 2 Min. de lectura

En un contexto de creciente tensión sobre el control de recursos en las Islas Malvinas, la petrolera británica Borders & Southern Petroleum anunció la extensión de sus licencias para explotar yacimientos clave en el área de Darwin, un campo con reservas estimadas en 462 millones de barriles de petróleo. Esta decisión, aprobada por el autodenominado Gobierno de las Malvinas, mantiene la posesión británica sobre estos recursos hasta el 31 de diciembre de 2026.



La administración de Javier Milei ha optado por un enfoque pasivo y conciliador, privilegiando la diplomacia con el Reino Unido en un tema que tradicionalmente ha sido una cuestión de defensa de la soberanía nacional. En los últimos meses, se ha presenciado una preocupante falta de respuesta y firmeza ante las maniobras británicas para extender su presencia y control sobre recursos naturales argentinos, una actitud que se interpreta como entreguista en la cuestión de Malvinas.


Mientras Borders & Southern avanza en la consolidación de sus licencias, los argentinos observan cómo se profundiza la explotación de recursos propios bajo banderas extranjeras. El yacimiento Darwin, que hasta hace poco era un símbolo de lucha por la recuperación de recursos soberanos, ahora es promovido por el propio gobierno británico y empresas privadas como una oportunidad para abrir las puertas a socios y capitales que garanticen la extracción de petróleo y gas en la región. La falta de acciones concretas por parte de la administración Milei sólo contribuye a fortalecer el control británico en un área que históricamente se reconoce como parte integral del territorio nacional.


Harry Baker, director ejecutivo de Borders & Southern, enfatizó la importancia de la región para la industria, destacando que la extensión de estas licencias permite "buscar un socio adecuado para desarrollar el potencial de Darwin". Esta declaración deja en evidencia cómo el avance de intereses británicos en el Atlántico Sur cuenta, actualmente, con poco o ningún freno por parte del Gobierno argentino, que parece inclinarse cada vez más hacia una política de laissez-faire en lugar de velar por los intereses nacionales.


Para muchos, la situación se asemeja a una entrega de soberanía ante las promesas de beneficio económico que nunca se traduce en ventaja para el país. El Estado argentino debería rechazar estas actividades en su plataforma continental, tanto por razones legales como morales. Sin embargo, la administración actual se encuentra atrapada en una retórica diplomática vacía que, en lugar de afirmar los derechos soberanos de la nación, los diluye en favor de relaciones pragmáticas y comerciales con el Reino Unido.


La entrega de licencias en áreas disputadas y la permisividad ante esta ocupación de facto envían un mensaje claro y preocupante al mundo: la Argentina de hoy, bajo la presidencia de Milei, parece dispuesta a abdicar de sus reclamos históricos en Malvinas, priorizando acuerdos y acercamientos sobre los derechos soberanos del país. A medida que se agrava esta situación, la sociedad argentina queda relegada a ser espectadora de una entrega de sus recursos naturales, en una región por la que generaciones han luchado y sobre la cual aún pesa el recuerdo de quienes dieron su vida para defenderla.

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