¿El último capítulo de Mussi en Berazategui?
- Conurbano Profundo
- 7 ene
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El intendente de Berazategui, Juan José Mussi, es sinónimo de historia política en el conurbano bonaerense. Con una trayectoria que se extiende por décadas, el Doctor ha sido un actor fundamental en la vida política y social de su distrito. Sin embargo, la reunión que mantuvo recientemente con su tropa, sumada a su delicado estado de salud, marca un punto de inflexión en su liderazgo y abre interrogantes sobre el futuro político de Berazategui.

A sus 84 años, Mussi enfrenta complicaciones cardíacas que lo obligan a reducir su actividad y a replantear su rol en el año electoral que se avecina. La decisión de cancelar su licencia anual y posponer su viaje a Termas de Río Hondo evidencia que su salud es prioritaria, pero también que las demandas de la gestión no se detienen. En el encuentro con su equipo, Mussi fue claro: delegará gran parte de la tarea política, dejando instrucciones precisas para enfrentar los desafíos de 2025.
Lo que surgió de esa reunión no es solo un gesto pragmático ante las circunstancias, sino también un mensaje simbólico. Algunos interpretan este acto como una suerte de despedida anticipada, un pase de antorcha implícito en una de las gestiones municipales más longevas y consolidadas del país. Si bien Mussi mantiene la posibilidad de lanzar su partido vecinal “Elijo Berazategui”, la iniciativa parece responder tanto a la incertidumbre sobre las decisiones del espacio kirchnerista como a la necesidad de garantizar una continuidad política en el distrito.
La creación de “Elijo Berazategui” también abre una discusión sobre el equilibrio entre los liderazgos locales y las estructuras partidarias nacionales. El vecinalismo que plantea Mussi podría convertirse en un espacio de autonomía frente a posibles diferencias dentro del movimiento peronista. En un escenario donde Axel Kicillof promueve las elecciones desdobladas, ¿podrá el mussismo sobrevivir sin el respaldo orgánico del PJ? Este partido podría ser tanto un refugio como una trinchera para un liderazgo que, a pesar de sus años, busca asegurar su legado.
No obstante, la pregunta fundamental recae en la próxima generación de liderazgos. El éxito del "modelo Mussi" radicó en su capacidad de amalgamar gestión y política con una narrativa localista que conectó con las necesidades de los vecinos. Ahora, con un Mussi que claramente se retira de los focos, ¿estará su gente preparada para asumir el control sin fragmentarse? La transición podría poner a prueba la cohesión interna del espacio y abrir el camino para actores políticos que busquen capitalizar el desgaste de su figura.
La retirada de Mussi también tiene un impacto emocional en la comunidad de Berazategui, que ha visto en él una figura paternalista y cercana. En muchos sentidos, su gestión moldeó el distrito, y su partida podría dejar un vacío difícil de llenar. Este es un momento crítico para Berazategui: un periodo de incertidumbre que exige tanto liderazgo como renovación.
El 14 de enero, cuando Mussi se someta a nuevos estudios médicos, no será solo su corazón el que será evaluado. También lo será la fuerza de su legado y la capacidad de su equipo para sostener un proyecto político que parece estar viviendo sus últimos pasos bajo su conducción directa. La época de Mussi está llegando a su fin, y Berazategui se encuentra ante una encrucijada: entre la continuidad y la transformación, entre el pasado y un futuro todavía incierto.
Para saber de Mussi, lean el libro "...Y después la gente va y lo vota", del periodista Alberto Moya