De los bocetos al streetwear: el emprendimiento que reinterpreta la cultura japonesa con sello propio
- Nahuel Hidalgo
- 6 abr
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 7 abr
Lo que comenzó como una simple búsqueda en internet terminó convirtiéndose en una marca con identidad. En noviembre de 2024, un joven no encontraba el buzo que quería. Buscaba un diseño de estilo japonés, pero nada lo convencía. Fue ahí donde surgió la idea: si podía dibujar, ¿por qué no estampar sus propias creaciones?

Sin conocimientos previos en telas ni estampados, decidió lanzarse sin pensarlo demasiado: “Si lo pensaba, no lo hacía”, dice. Así nacía su marca de indumentaria, Lucif, basada en una premisa clara: crear prendas con estilo, identidad y un fuerte anclaje en la cultura japonesa. Comenzó con buzos básicos, estampados con sus propios dibujos. Poco a poco, fue aprendiendo sobre el mundo textil, mejorando la calidad y ampliando su propuesta.
Con la llegada del calor, incorporó remeras oversize, un formato que conectó de inmediato con su público. Y fue ahí cuando entendió que lo que había empezado como una idea podía crecer.
“Creo que describiría el estilo de mi marca como streetwear minimalista basado en la cultura japonesa. Es la esencia de lo que hago. Poder plasmar una identidad sin invadir la prenda de manera obscena.”

El arte como identidad
El arte japonés, su historia, y la sensibilidad estética de su cultura son una fuente constante de inspiración para sus diseños. Así nacieron modelos como "Tomoyo" o "Kanagawa", que buscan transmitir esas sensaciones. Pero también hay espacio para el manga y el anime, géneros que nutren su creatividad desde otro lugar.
Cada diseño es intervenido, adaptado y resignificado. “Incluso si el contenido original viene de otra persona, trato de respetarlo pero llevarlo a un punto donde pueda decir ‘esto tiene mi marca’”.
“Muchas ideas vienen solas. El diseño ‘Mug-Horaga’, por ejemplo, no lo vas a encontrar en internet. Surgió de una inspiración propia, aunque proviene de un anime. Y también tengo modelos como el de Evangelion o Sukuna, que aunque usan imágenes del autor original, están adaptadas a tal punto que terminan siendo piezas únicas”.

De papel y tinta
El proceso creativo arranca en lo más básico: papel y lápiz. “Todo parte de ahí. Me ayuda a ordenar ideas. Después paso a digital, hago pruebas, creo un mock-up, y si me convence lo imprimo en DTF para estampar una prenda de prueba. Si funciona, va al catálogo”.
Así nacen sus productos, combinando pasión, técnica y mucha prueba y error. Pero también mucha conexión con la comunidad.
“Lo más lindo es cuando la gente ve que cada diseño fue hecho a mano, que no es algo bajado de internet. Eso lo valoran un montón y me lo hacen saber en los comentarios o mensajes”.
El primer clic
Entre todas las historias que le dejó el camino emprendedor, hay una que se le quedó grabada: su primera venta online. “Fue una chica que no me conocía. No era un amigo ni un familiar. Vio el diseño, le gustó, y lo compró. Ese fue el momento en el que dije: esto puede funcionar”.
Hoy, con el emprendimiento en crecimiento, Alejandro proyecta seguir sumando diseños, muchos de ellos pensados para coincidir con estrenos de anime y series. La meta es clara: mantener la esencia, seguir aprendiendo y no perder la conexión con quienes usan su ropa.
“Disfruto cada parte del proceso. Incluso los momentos difíciles, porque son parte de algo que es mío. Pero lo mejor, sin dudas, es cuando veo a alguien caminando con una prenda que salió de mi cabeza. No hay sensación más linda que esa.”
Para conocer más sobre este emprendimiento podés visitar su cuenta de Instagram en https://www.instagram.com/lucif.nt o ir a llenar el carrito de compras en su tienda https://lucif.mitiendanube.com/
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