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Cuando irse duele, pero quedarse también: juventud y desesperanza en la Argentina actual

  • Foto del escritor: Nahuel Hidalgo
    Nahuel Hidalgo
  • hace 4 días
  • 3 Min. de lectura

Por estos días, hacerse viral en redes no siempre es por un baile o una frase pegadiza. A veces, como en el caso de Gianluca despidiéndose de su abuela antes de migrar, lo que conmueve es lo más humano: la tristeza de tener que irse. Esa tristeza que se mezcla con miedo, con amor, con desarraigo. Pero también, con una decisión inevitable: buscar en otro lugar lo que la Argentina parece no poder ofrecer.



Detrás de cada valija hay una historia, y detrás de cada historia hay una frustración. Jóvenes que estudiaron, que trabajaron, que se esforzaron y que aun así sienten que el país no tiene lugar para ellos. ¿Por qué? Porque los salarios son bajos, los alquileres altísimos, y llenar una heladera se volvió un lujo. Comer carne más de dos veces por semana es para pocos. Pagar un alquiler sin compartir departamento es casi ciencia ficción. Y soñar con ahorrar para una casa es directamente una utopía.


Salarios vs. costo de vida: una comparación cruda


Veamos con números cómo se fue deteriorando la relación ingreso/gasto para la juventud:


Durante el último mandato de Cristina Kirchner (2015):

  • Salario mínimo: $6.060

  • Dólar oficial: $9,80

  • Salario mínimo en dólares: USD 618

  • Alquiler promedio (1 ambiente en CABA): $2.800

  • Kilo de carne: $70

  • Relación ingreso/alquiler: ~46%


Gobierno de Mauricio Macri (final de 2019):

  • Salario mínimo: $16.875

  • Dólar oficial: $63

  • Salario mínimo en dólares: USD 267

  • Alquiler promedio (1 ambiente en CABA): $13.500

  • Kilo de carne: $290

  • Relación ingreso/alquiler: ~80%


Gobierno de Alberto Fernández (diciembre de 2023):

  • Salario mínimo: $156.000

  • Dólar oficial: $365

  • Salario en dólares: USD 427

  • Alquiler promedio: $90.000

  • Kilo de carne: $1.900

  • Relación ingreso/alquiler: ~58%


Gobierno de Javier Milei (abril de 2025):

  • Salario mínimo: $202.800

  • Dólar libre: $1.050

  • Salario en dólares: USD 193

  • Alquiler promedio: $180.000

  • Kilo de carne: $6.000

  • Relación ingreso/alquiler: ~89%


Estos números duelen. El salario medido en dólares hoy es el más bajo desde la salida de la convertibilidad. Y alquilar una vivienda se volvió directamente inaccesible para una gran parte de la juventud, incluso con dos empleos.


Los que se van y los que no pueden


Quienes migran no se van por “moda” ni por capricho. Se van porque no encuentran horizonte. Porque la ecuación esfuerzo-recompensa dejó de tener sentido. Pero también hay otra cara de la moneda: los que se quedan porque no tienen dinero para afrontar un pasaje, un trámite de ciudadanía, o el ahorro mínimo para instalarse en otro país. A veces ni siquiera pueden renovar el DNI.


En ese limbo quedan millones de jóvenes, trabajando en la economía informal, en changas, en aplicaciones de reparto o directamente desempleados. Algunos se refugian en el emprendedurismo, otros en la contención comunitaria o política. Pero el común denominador es la incertidumbre.


¿Y ahora qué?


Durante los años de Cristina Kirchner, muchos jóvenes accedieron por primera vez a derechos básicos: computadoras, universidades, paritarias con poder de compra, e incluso viajes de egresados. Con Macri comenzó una etapa de endeudamiento, tarifazos e inflación. Con Alberto Fernández, la pandemia frustró cualquier recuperación real. Y hoy, con Milei, la consigna parece ser sobrevivir. El ajuste no solo es fiscal: es existencial.


La juventud argentina está cansada. No de su país, sino del abandono. De los discursos vacíos. De los aumentos sin freno. De la política como negocio. De gobiernos que prometen y no cumplen. Y sobre todo, de no poder imaginar un mañana un poco mejor.


Tal vez sea hora de dejar de romantizar la resiliencia, y empezar a construir condiciones reales para que quedarse en Argentina vuelva a ser una elección, y no una condena.



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